Por José María Serrano Rodríguez
Los trabajadores, jóvenes, pensionistas, empleados públicos, y desempleados, de todos los países de la Unión Europea, vienen soportando durante largos meses, las consecuencias de una política económica errónea para salir de la crisis, asombrados por las decisiones de sus respectivos gobiernos europeos o sus instituciones, que junto a sus parlamentos, continúan olvidando debatir sobre el final de este escenario económico que alarga aún más los efectos de la crisis. Todos, están dejando a un lado a los verdaderos culpables de la situación actual de crisis económica y tampoco reconocen que estamos ante el verdadero fracaso del sistema que soporta el Capitalismo. Sin embargo, los ciudadanos europeos están siendo sometidos día a día a un sacrificio económico inhumano, modificándoles muchas de sus condiciones de vida o de trabajo y, arrebatándoles gran parte de las conquistas sociales que durante décadas han ido acumulando, gracias a su esfuerzo y el trabajo de toda la clase trabajadora.
El llamado poder de los Mercados, sigue sumiendo en la miseria y en la absoluta dependencia económica y financiera a muchos países europeos. Primero fue Grecia, quién sufrió el ataque de los mercados, desestabilizando su economía y también, la vida de todos sus ciudadanos. Posteriormente, ha sido Irlanda, el país que ha vuelto a sufrir esos desajustes financieros y con ello, la intervención de su economía nacional, por los mismos mercados financieros europeos que la han asfixiado. Mientras tanto, los ciudadanos y la clase trabajadora de Grecia y de Irlanda han visto emerger con el nombre de planes de austeridad, grandes reformas que por vía de urgencia, vienen reduciendo y eliminando los derechos de los trabajadores, del mismo modo, viene ocurriendo con otros países como España, Italia y Portugal, que reciben continuas presiones de los mercados e instituciones monetarias europeas.
Estas llamadas leyes del mercado, están sustituyendo a las verdaderas y autenticas legislaciones democráticas, que han sido votadas por los ciudadanos de los diferentes países sometidos, y que han venido aprobando democráticamente en sus parlamentos. Los diferentes Gobiernos Europeos, han sucumbido a los mercados y están realizando continuas reformas que reducen los derechos de los trabajadores. Del mismo modo, la izquierda europea aún está analizado el daño que se viene produciendo y tampoco ha reaccionado con contundencia contra los cambios.
España, tampoco ha quedado al margen de los ataques especulativos de los mercados y tampoco ha podido evitar que su Gobierno haya sucumbido a los dictados de estos mercados, propiciando que el propio Presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, apoyado por el Partido Socialista, en una mayor coincidencia ideológica próxima a los partidos conservadores españoles y alejada radicalmente de la clase trabajadora en España, están aplicando estas Reformas Sociales y Laborales que reducen los derechos de empleados públicos, pensionistas, trabajadores fijos, jóvenes y desempleados.
Los trabajadores han iniciado un gran número de protestas contra estas políticas reformistas que contienen gran perdidas de derechos que hacen avanzar el sistema del neoliberalismo en lo político y financiero, contrario a las políticas sociales de bienestar que se habían instalado en todos los países europeos, gracias al avance de políticas de progreso y de crecimiento de la izquierda social y política.
En Grecia, Francia, Italia, Irlanda, Portugal, Reino Unido y en España los trabajadores, los empleados públicos y los jóvenes están movilizándose contra estas políticas conservadoras. Sin embargo, las organizaciones sociales, sindicales y los partidos socialdemócratas mayoritarios, aún están analizando la situación creada por estas reformas, manteniéndose una insuficiente oposición del resto de la izquierda.
Por tanto, es necesario liderar un movimiento europeo que haga posible luchar contra la perdida de derechos de los trabajadores y de los ciudadanos europeos, mediante una clara oposición a las medidas de reforma que se vienen aprobando y, generar una movilización permanente que ponga fin a la hegemonía de este sistema neoliberal que recorre Europa. Reorganizar a la clase trabajadora y fortalecer a la izquierda europea será un reto importantísimo en el futuro.
