Por José María Serrano Rodríguez
Todos los círculos políticos que vienen representando al neoliberalismo como forma vida y como única opción política o económica, están demasiado ocupados en su particular lucha de alternancia en el poder, caso del PP, PSOE, CIU, PNV, etc., únicamente preocupados en justificar sus acciones políticas frente a unos ciudadanos que no saben y no entienden la obra de teatro que le están representando. Por otro lado, enfrente se encuentran otras opciones hasta el momento minoritarias como IU, que proclaman mayores medidas de igualdad y reparto de las cargas sociales, que cuentan con una fuerte incapacidad política al no lograr suficientes votos para paralizar las medidas que se están produciendo contra la ciudadanía y con ello, sobrevive la escasa capacidad de producir un verdadero cambio político en España. 
Al mismo tiempo, hemos de mencionar el alejamiento real que se ha producido entre una mayoría de la clase política española que coincide herméticamente con las posiciones neoliberales que ejercen el poder y su influencia mediática; frente a una inmensa masa social desarticulada, combativa pero sin experiencia política, joven pero frenada por los fallos del sistema, desencantada con unos principios ideológicos que han roto años de lucha por las ideas de izquierdas y finalmente, una izquierda germinal que tardará en crecer en una tierra socialmente desprotegida.
Están cambiando los personajes, cambian los decorados, cambia el lenguaje y también, el argumento de la farsa que se esta representando, mostrando cada cual su encomendado papel, unos parecidos y otros diferentes, pero el final de las escenas nos llevan siempre al mismo lugar, donde “el ciudadano será juzgado, condenado y despojado de sus pertenencias”, mientras la vida sigue alegremente, con fiestas de sociedad, lujos y riquezas de unos pocos afortunados y como siempre, el poder económico seguirá con su labor detrás del telón.
Estos representantes del neoliberalismo que por acción u omisión, están justificando la continuidad de la crisis y las consecuencias que se vienen produciendo de forma negativa en amplios sectores ciudadanos, desgarrando socialmente las capas sociales identificadas con desempleados, jubilados, empleados públicos sin cargos, trabajadores precarios, con contratos temporales y con baja cualificación, jóvenes y trabajadores fijos amenazados en sus condiciones laborales; están creando un distanciamiento económico, social y económico que será imposible volver a agrupar o integrar socialmente. Nadie quedará exento de las consecuencias que está desencadenando la política económica puesta en marcha por los poderes financieros, la banca multinacional y las grandes empresas; primando el beneficio empresarial sin límites en detrimento de las necesidades humanas y aniquilando un estado de bienestar que lograba sobrevivir en un mundo de desprotegidos.
Esta situación social y política, es suficientemente grave como para que la ciudadanía en general y particularmente las capas sociales que están siendo amenazas, recortadas y encaminadas a procedimientos de pobreza social sin precedentes, pongamos nuestras fuerzas en común, agrupemos los medios humanos necesarios y fortalezcamos nuestras convicciones ideológicas que hagan posible desde la izquierda, inundar democráticamente el parlamento de personas que representen los intereses ciudadanos, sociales y laborales de quienes vienen siendo el eje de las medidas contra la crisis.
BASTA YA DE CRISIS, QUE PAGUE EL CAPITAL.
