Muchos analistas vienen tratando y calificando las Reformas Laborales que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero viene realizando, como innecesarias, injustas y contrarias a una verdadera política de izquierdas. Y sin embargo, continua existiendo un talante social que no permite introducir una mayor valoración crítica de la situación de crisis, y tampoco supone una autentica reflexión sobre las nefastas consecuencias de estas reformas, que están siendo continuamente avaladas por una mayoría parlamentaria que viene coincidiendo a pesar de pertenecer a tendencias políticas diferentes.
Es evidente que el espacio ideológico de un pensamiento de izquierdas, se ha estrechado enormemente, en unos límites inasumibles para personas con fuertes convicciones ideológicas, pero también estas reformas, son injustas e intolerables doblemente, para quienes son victimas de este sistema económico cruel que recorre los países desarrollados, sin control alguno de los ciudadanos. Sistema que va sumando graves consecuencias sociales, como el abandono de millones de desempleados y familias enteras desalojadas de los cauces de protección social. Sin embargo, en el reverso de esta pesadilla, seguimos asistiendo a la comprobación de mejores beneficios empresariales y financieros; donde bancos y grandes empresas se complacen en aumentar libremente sus activos financieros, a pesar de la crisis, sin que esto, sea considerado relevante para manifestar el más mínimo reproche institucional o político.
Un sistema económico cruel e injusto que está teniendo un importante amparo social y político, de Gobiernos e Instituciones, Partidos políticos (PSOE, PP) y otros partidos conservadores, junto a unas iniciativas de presión y oposición poco eficaces, por parte de las Organizaciones Sindicales. Sin embargo, los trabajadores, desempleados, pensionistas, jóvenes y ciudadanos en general, aún no han tenido la oportunidad de expresar con su voto, su aprobación o rechazo a este modo de gestión de sus derechos, tantas veces lesionados.
Una oportunidad y una expresión que cada trabajador, como cada ciudadano, deberá ejercer democráticamente en las elecciones que se vayan sucediendo a partir de ahora (Autonómicas, Municipales y Generales). En ellas, se deberán reflejar todas las actitudes frente a la crisis, al mismo tiempo, tendremos la oportunidad de designar las formas de gobernar y las ideas que deben compartir el gobierno del pueblo en los próximos años.
El año 2010, pasará a la historia como el año en el que la clase trabajadora, sufrió a manos de sus legítimos gobiernos, el más duro y mayor recorte de derechos que se ha dado en la historia y con ello, la mayor agresión ideológica que se ha manifestado contra los trabajadores, despojándola de cuantas conquistas sociales habían conseguido a lo largo de años de lucha y sacrificio social.
Con esta actitud, el Gobierno de Zapatero está avalando la expansión del neoliberalismo en Europa, con la justificación de los partidos conservadores que apoyan la citada expansión , como viene siendo habitual por el Partido Popular en España. Al mismo tiempo, ha dejado a merced de los mercados financieros, la expansión de esas políticas, que están devorando los derechos de los trabajadores y trabajadoras de este país. Aval y dejar hacer que le ha llevado a ser considerado integrante de ese orden mundial y por lo tanto, ha dejado de ocupar un espacio dentro de la Izquierda Europea.
Mi voto, como el de muchos trabajadores, no apoyará, ni avalará más reformas sociales o laborales contrarias a los legítimos derechos de la clase trabajadora.
Otro mundo es posible, otra IZQUIERDA es posible.
