4.978.300 de hombres y mujeres sin esperanzas de futuro.

Las victimas del sistema económico y financiero que domina el mundo, alcanza en España una cifra cercana a cinco millones de personas desalojadas de su puesto de trabajo. Sin que esta cifra conmueva las conciencias de la clase política y mucho menos, de los poderes financieros que están más preocupados de su supervivencia que de poner fin a esta injusticia social.

Mientras que los dirigentes europeos encabezados por Ángela Merkel representante del poder económico alemán y Nicolás Sarkozy servidor de los mercados franceses, han establecido la recapitalización de la Banca a costa de los ahorros de la clase trabajadora, el Presidente del Gobierno Español y los responsables del bipartidismo defensores del actual modelo económico (PP-PSOE), Mariano Rajoy y Alfredo Rubalcaba, están empeñados en su lucha por obtener el poder político que les garantice mantener sus privilegios a pesar de la crueldad que viven más de un millón de familias españolas.

Estas cifras de desempleo están siendo generadas a un ritmo alarmante que supera cualquier dato de paro de los últimos años, eludiendo que el derecho al trabajo y la igualdad social, han sido las señas de identidad de toda la clase obrera.

Hoy, existen 4.978.300 razones para dar la espalda a las políticas monetarias de los dirigentes europeos y alejar de la política a los partidarios de mantener la economía al servicio de los mercados financieros, mediante reformas laborales, perdida de derechos y recortes sociales,

Existen 4.978.300 hombres y mujeres que esperan un cambio en las políticas sociales y con su voto, iniciar un nuevo Gobierno de la Izquierda.

La rebeldía avanza para recuperar el Estado Social que emana y obliga la Constitución.

Una vez más, el pueblo ha salido a la calle para manifestar su rechazo al modelo antisocial que va imponiéndose en perjuicio de toda la ciudadanía. Millones de personas en todo el mundo han acudido a la llamada realizada por numerosos movimientos sociales, señalando el 15 de octubre como un nuevo día de lucha contra la situación de desempleo, perdida de derechos y precariedad social que los llamados Mercados vienen provocando, alimentando y arrojando contra la clase trabajadora. Los efectos de la llamada crisis financiera que no saben parar, está configurando un completo marco de injusticias sociales que volverán a crear historia, sin embargo, la clase política que forman los diferentes parlamentos europeos y nacionales, vienen apoyando estas políticas económicas basadas en trasladar a los trabajadores el verdadero coste social de la crisis y únicamente los componentes de la Izquierda Europea y movimientos sociales como el 15M  están manifestando su oposición permanente a estas medidas de recortes sociales manteniéndose al lado del pueblo soberano .

España también ha visto inundadas sus calles y plazas de ciudadanos indignados con ésta situación social y política. Una vez más, la Puerta del Sol de Madrid y numerosas ciudades españolas han acogido la protesta en la calle,  en un nuevo intento de producir un verdadero cambio social y político que sigue siendo necesario en todo el mundo.

Cambio que debe producirse desde la izquierda social y política, olvidando que las recetas propulsoras del bipartidismo político van a producir el giro social necesario. Más de lo mismo no es el camino que necesita la clase trabajadora y la única alternativa está en hacer políticas de Izquierdas desde la Izquierda.

15 de Octubre. Tomemos las calles.

El 15 de octubre personas de todo el mundo tomarán las calles y las plazas. Desde América a Asia, desde África a Europa, la gente se está levantando para reclamar sus derechos y pedir una auténtica democracia. Ahora ha llegado el momento de unirnos todos en una protesta no violenta a escala global.

Los poderes establecidos actúan en beneficio de unos pocos, desoyendo la voluntad de la gran mayoría, sin importarles los costes humanos o ecológicos que tengamos que pagar. Hay que poner fin a esta intolerable situación.

Unidos en una sola voz, haremos saber a los políticos, y a las élites financieras a las que sirven, que ahora somos nosotros, la gente, quienes decidiremos nuestro futuro. No somos mercancía en manos de políticos y banqueros que no nos representan.

El 15 de octubre nos encontraremos en las calles para poner en marcha el cambio global que queremos. Nos manifestaremos pacíficamente, debatiremos y nos organizaremos hasta lograrlo.

Es hora de que nos unamos. Es hora de que nos escuchen.

El Capitalismo sobrevive con el esfuerzo de la ciudadanía y de toda la clase trabajadora.

El sistema de economía de mercado alentado y aclamado por el liberalismo político-financiero de los mercados, causante de la crisis económica que recorre toda Europa, ha determinado que sus entidades financieras  -almacén del dinero de toda la ciudadanía-  tienen un problema de liquidez y por tanto, deben de recibir dinero público mediante una operación denominada “recapitalización financiera”.

De nuevo, en plena crisis económica que somete a millones de familias a buscar un empleo que no existe y, solicitar unas ayudas por desempleo cada día más escasas y cuestionadas por los poderes públicos; la banca y los causantes de la crisis, ponen su mirada en el dinero público de toda la ciudadanía, volviendo a pedir un mayor esfuerzo económico que hace más pobres a la clase trabajadora y más ricos a los poderes financieros culpables del retroceso social que se esta produciendo en el mundo. En España, casi 5 millones de personas no tienen trabajo, ni posibilidades de afrontar dignamente el futuro, con unos partidos políticos mayoritarios (PP-PSOE), incapaces de dar una respuesta adecuada a este problema social.

Es indignante que este tipo de propuestas, no haya tenido una mayor contestación por parte de los gobiernos europeos, que no sea limitarse a esconder la cabeza debajo del ala y esperar una nueva agresión de los especuladores financieros. Tampoco, cierran definitivamente o destierren cualquier posibilidad de utilizar el dinero público para fines privados, como recapitalizar las entidades financieras que han despilfarrado el dinero depositado por los ciudadanos. Al mismo tiempo, nadie se estos gobernantes, se ha planteado hacer recaer la justicia sobre las personas o entidades que han malgastado el dinero depositado o hayan realizado operaciones especulativas poniendo en peligro las economías de todos los países miembros de la Unión Europea.

El esfuerzo que la clase trabajadora viene realizando en esta larga etapa de crisis económica que se viene produciendo, no puede resultar en un simple resultado económico positivo para los más ricos, mientras la eliminación de puestos de trabajo más la perdida de derechos laboral de la clase trabajadora quedan al margen. Es una injusticia social que es necesario combatir activamente en los centros de trabajo, en las universidades, en las calles, participando todas y todos en numerosas movilizaciones que hagan posible frenar la crueldad política y financiera que padece toda la ciudadanía.

El doble camino de los recortes sociales a favor del liberalismo económico y esclavista.

Es lamentable comprobar, como día a día las políticas de recortes sociales avanzan en todos los frentes políticos, con independencia del Gobierno que gestione las cuentas públicas. Tanto el PSOE en el Gobierno de la Nacional, como el PP en sus anteriores o recién estrenadas responsabilidades al frente de algunas Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, ejemplo de Madrid y Castilla La Mancha, están reduciendo el gasto público a limites insospechados y frenan cualquier posibilidad de recuperación económica, al defender ambos, su apuesta por salir de la crisis mediante una radical reducción del gasto público.

Estas medidas de recorte social, están provocando una tendencia muy peligrosa que incide en la reducción del consumo a unos limites cercanos a la no producción y, está provocando la desaceleración de la economía y la aceleración de mayores cantidades de personas en paro, alargando la situación de necesidad de millones de familias que han visto como su empleo, su vivienda o su futuro, han desaparecido y no tienen forma de volver a sus anteriores condiciones de vida y trabajo.

Con estos dos partidos protagonistas, ejes del bipartidismo del intercambio y la alternancia política, las teorías del liberalismo defensoras del libre mercado, a favor de los más ricos y privilegiados, les está llevando a aplicar políticas de privatizaciones de sectores rentables muy importantes para la económica del país, sin embargo, entregan los beneficios y el dinero de todos los ciudadanos a los grandes banqueros y empresarios, y al mismo tiempo, tapan los agujeros financieros con ayudas o subvenciones a las aludidas entidades financieras o patronales. La teoría de nacionalizar las perdidas y privatizar los beneficios, ha pasado a ser una realidad económica, que al calor de la crisis más los vaivenes de los mercados financieros, van descapitalizando la capacidad ciudadana y martirizando a la clase obrera.

El PP y el PSOE en la práctica, han iniciado la senda del desencuentro en el discurso teórico, pero caminan por el mismo trazado del liberalismo, en la práctica, guían el mecanismo de reformas sociales y laborales en su viaje común de recortes. Afectando a las principales inversiones históricas de la izquierda que forman parte del Estado del Bienestar, como Educación, Sanidad, Protección al Desempleo y Promoción del Empleo, Vivienda, Igualdad, Servicios Sociales, Participación Ciudadana, Libertad Sindical, etc...

En cualquier caso, ambos partidos, PSOE y PP están liderando un espectáculo espantoso en la vida publica española y no cesan en las graves transformaciones sociales que precarizan la  sociedad democrática de derechos en España, imponiendo su ejecución y aplicación a pesar del carácter antisocial de muchas de ellas.

Al mismo tiempo, del rechazo a este tipo de políticas, manifestando públicamente su desaprobación, deben de tener su repercusión política ejerciendo el derecho al voto libre y directo hacia aquellas fuerzas políticas que mejor representes los intereses ciudadanos y de los trabajadores, manteniendo las señas de identidad de la izquierda.